lunes, 8 de octubre de 2007

Historia de Telefónica


Telefónica es una de las empresas de telecomunicaciones líder a nivel mundial, presente en Europa, África y Latinoamérica. En enero de 2005, el número de clientes de Telefónica era de 122 millones. Telefónica es uno de los operadores integrados con mayor cuota de negocio fuera de su mercado de origen y el operador de referencia en el mercado de habla hispano-portuguesa. Por todo esto, se está convirtiendo en el líder de los proveedores multiservicio y multidoméstico.

En España, el Grupo cuenta con más de 80 años de experiencia y tiene más de 19 millones de líneas fijas y cerca de 19 millones de clientes de telefonía móvil.
Telefónica está presente en Latinoamérica desde hace 15 años, con una inversión acumulada en infraestructuras y adquisiciones que supera los 70.000 millones de euros. En 2004, Telefónica fue el operador líder en Brasil, Argentina, Chile y Perú y está desarrollando importantes operaciones en Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Marruecos, Nicaragua, Panamá, Puerto Rico, Uruguay y Venezuela.
Es el primer operador en la región, con 23 millones de líneas fijas y 58 millones de clientes de telefonía móvil; ofrece, además, soluciones integrales de telecomunicación a empresas.

En total, el 68% de los clientes de Telefónica se encuentra fuera del mercado español.

En diciembre de 2004, el Grupo consolidado tenía más de 173.000 empleados, de los cuales el 34% se encontraba en España y el 62% en Latinoamérica. Los países con mayores plantillas son España (cerca de 60.000) y Brasil (más de 51.000), seguidos por Argentina (más de 15.000), y Perú y Chile (más de 10.000 cada uno).
El Grupo ocupa la tercera posición en el sector a nivel mundial en capitalización bursátil, y la quinta en el ranking EuroStoxx50 (28 de febrero de 2005). El Grupo cuenta con más de 1,5 millones de accionistas directos y cotiza en las principales bolsas nacionales y extranjeras.
Telefónica cuenta con la confianza de 122 millones de clientes a inicios de 2005.

NACE LA COMPAÑÍA TELEFÓNICA NACIONAL DE ESPAÑA

El 19 de abril de 1924 se constituyó en Madrid la Compañía Telefónica Nacional de España como sociedad anónima. Su capital social ascendía a un millón de pesetas representado por 2.000 acciones ordinarias y estaba participada por la International Telephone and Telegraph Corporation (ITT) de Nueva York.
Todos estos años de historia tienen una antehistoria de otros cincuenta, que se remonta al último cuarto del siglo XIX. Un Real Decreto de 1884 estableció en España el monopolio del servicio telefónico a favor del Estado, y en 1886 se autorizó su explotación a particulares. La falta de coordinación y homogeneidad por parte de las diversas empresas concesionarias planteó la necesidad de unificar criterios en la prestación del servicio.

En este marco se creó la Compañía Telefónica Nacional de España. Un Real Decreto firmado por el rey Alfonso XIII cuatro meses después, en agosto de 1924, autorizaba al Gobierno a contratar con la Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE) la organización, reforma y ampliación del servicio telefónico nacional. A consecuencia de esto, se firmó el primer contrato entre el Estado y la CTNE, según el cual éste cedía a la nueva empresa, mediante la adecuada valoración, todas las instalaciones y líneas que explotaba directamente, además de todos los derechos de las concesiones existentes, que pasarían a formar parte de ella a medida que fuesen acabando sus licencias.

Por aquel entonces, de los 78.124 teléfonos existentes, el Estado explotaba el 28%, las corporaciones locales un 9%, las empresas concesionarias importantes el 33%, y el 30% restante, pequeños concesionarios particulares. En medio de todo este conglomerado en que coexistían los más diversos equipos y sistemas, Telefónica asumía el más difícil de sus retos: organizar el servicio telefónico.

SERVICIO PÚBLICO (1924-1966)

Al poco tiempo de su fundación la Compañía Telefónica se había hecho con todas las concesiones excepto dos, que se prolongarían en el tiempo: la red de Guipúzcoa, que no caducaba hasta 1950, y la urbana de San Sebastián, de concesión ilimitada.
De los primeros años de su actividad, las crónicas contemporáneas destacan un vigoroso esfuerzo de expansión del servicio, tarea esta que pasaba por la modernización inmediata de la infraestructura heredada y por dar homogeneidad a los equipos y materiales empleados. En el plazo más breve posible, se pretendía introducir el servicio automático en las principales ciudades.

Otro gran acontecimiento de finales de los años veinte fue el de las comunicaciones telefónicas transatlánticas. En 1928 Alfonso XIII y el presidente de Estados Unidos, Calvin Coolidge, inauguraron el servicio entre España y Estados Unidos. Un año después se inauguró oficialmente el edificio sede de la Compañía, en la Gran Vía madrileña, que durante décadas sería el más alto de la capital.
La llegada de la República, en 1931, supuso para Telefónica una serie de complicaciones al cuestionarse la legalidad del contrato firmado con el anterior Estado y solicitarse su anulación. Este contencioso quedó zanjado definitivamente en diciembre de 1932, bajo el Gobierno de Manuel Azaña.

En 1944, cuando se cumplían veinte años desde la creación de la Compañía, nació la Institución Telefónica de Previsión que, al igual que otras mutualidades y montepíos de la época, convirtieron la Beneficiencia anterior en una jubilación que los trabajadores iban adquiriendo a lo largo de su período de servicio.

En 1945 el Gobierno decidió que las acciones de la CTNE propiedad de la International Telephone and Telegraph Corporation pasaran a ser propiedad del Estado. La operación supuso Compañía la adquisición de un paquete de 318.641 acciones ordinarias propiedad de la ITT, con lo que el Estado pasó a controlar el 79,6% del total de acciones ordinarias en circulación. Este hecho tuvo dos consecuencias favorables para Telefónica como empresa: el nuevo régimen de remuneraciones al personal y el ansiado reajuste de tarifas que se venía reclamando desde hacía varios años. Pero la nueva relación entre Telefónica y el Estado también iba a exigir la revisión de las posiciones de ambas partes, y a esto exactamente respondía el nuevo contrato que entró en vigor en diciembre de 1946.

En 1950 la plantilla de la empresa había aumentado hasta 14.723 empleados. En 1952 se instalaron 100.263 nuevos teléfonos; el año siguiente, 113.000 y el siguiente, 123.000; al final de este trienio se consiguió redondear el primer millón de teléfonos en España, cifra que sólo habían alcanzado once países en el mundo. Sin embargo, pese a este progresivo aumento de instalaciones, no se lograba superar la demanda y, al acabar 1954, quedaban más de 200.000 peticiones a la espera de teléfono. En 1956 se inauguró el cable coaxial Madrid-Zaragoza-Barcelona y el servicio internacional siguió acortando distancias; en 1957 se podía comunicar ya con 107 países del mundo.

En la década de los sesenta se produjo el despegue industrial, consecuencia de los Planes de Desarrollo, y Telefónica hubo de responder a la nueva situación. Tras la emisión de acciones realizada en 1960, el capital social de la Compañía se situó en 10.412 millones de pesetas. En ese año, se inauguró el servicio telefónico en 755 localidades que carecían de él; el número total de centros era ya de 7.079.

En 1965 la CTNE era ya la primera empresa del país, con 100.000 accionistas, 20.000 millones capital y 32.000 empleados en su plantilla. La expansión era continua y cada vez más rápida. Su solidez financiera se vio respaldada por el éxito de las sucesivas ampliaciones de capital con las que la empresa hacía frente a proyectos muy ambiciosos. En agosto de 1965 se inauguraba el cable submarino Pencan-1, entre San Fernando (Cádiz) y Santa Cruz de Tenerife, considerado como el de mayor capacidad del mundo.

LLEGAN LOS SATÉLITES Y LA TRANSMISIÓN DE DATOS (1967-1980)

Los últimos años sesenta trajeron las comunicaciones por satélite. En febrero de 1967 entró en servicio la Estación de Comunicaciones especiales de Maspalomas, en la isla de Gran Canaria, con la misión de prolongar los circuitos de la base de seguimiento de la NASA hasta el Centro de Control de Vuelos Espaciales en Houston, a través de los satélites Intelsat.

En noviembre del mismo año, Telefónica inauguró la Estación Terrena de Comunicaciones por Satélite de Buitrago, destinada a cursar el tráfico internacional vía satélite y servir de centro de reuniones, estudio y planificación para el personal de la Compañía.

Por esas fechas, Telefónica tenía instaladas 5.676 cabinas en vías públicas de 132 ciudades que registraron una importante innovación al ser sustituido su funcionamiento de fichas por monedas de uso corriente. El número de teléfonos instalados superaba ya los tres millones y medio.

La prioridad descansaba en la telefonía urbana e interurbana, pero sin olvidar la atención de los núcleos de población reducida. A la vez que se avanzaba en la automatización, no cesaba la expansión capilar de la red, incorporando centros manuales en pequeñas localidades rurales hasta entonces carentes de teléfono.

En 1971 la red telefónica urbana de San Sebastián se integró en la Compañía. El 25 de abril de ese mismo año se puso en servicio la Estación Terrena de Comunicaciones por Satélite de Agüimes en la isla de Gran Canaria, que permitía transmitir desde la Península -vía Buitrago- el primer canal de TVE a las islas Canarias. En 1982 se amplió su capacidad para transmitir el segundo canal.

En el mes de noviembre del mismo año 1971 entró en servicio la primera Red Especial de Transmisión de Datos de Europa, que comprendía seis centros de conmutación y retransmisión, situados en Barcelona, Valencia, Sevilla, Bilbao, León y Madrid.
También en ese mes de noviembre se colocó el teléfono cinco millones. Si desde el primer millón de teléfonos al segundo habían transcurrido ocho años, pasar de los cinco millones a los seis sólo costó 19 meses. Y a partir de aquí el ritmo fue vertiginoso, alcanzándose los diez millones en 1978. Los aparatos incorporaban novedades como el altavoz, el marcador automático de llamadas, la señal luminosa, etc., y se comercializaban los sistemas de diez extensiones y el contestador automático; además, el toque de modernidad se apreciba en modelos y colores.

Las centrales internacionales de Madrid y Barcelona, las Estaciones Terrenas de Comunicaciones por Satélites, los cables submarinos, coaxiales y radioenlaces, habían convertido a España, por las posibilidades que ofrecía su red, en un punto estratégico de enlace con circuitos de tránsito para todo el mundo.

En 1972 se firmaron varios acuerdos con administraciones de otros países para tender arterias intercontinentales que establecerían nuevas rutas. En 1974 se cumplió el cincuentenario de la Compañía Telefónica Nacional de España. El aumento de la demanda de circuitos para transmisión de datos favorecería, pocos años después, el desarrollo del sistema TESYS, un sistema de transmisión de datos por conmutación de paquetes, de diseño y propiedad industrial de Telefónica, que se desarrolló en 1981. Un año antes entró en servicio en Madrid la primera central totalmente electrónica del sistema AXE, con una capacidad de 10.000 líneas.

LAS BASES DE LA NUEVA TELEFÓNICA (1980-1995)

La década de los 80 fue un período de cambios profundos para Telefónica. En el ámbito nacional, el ordenamiento jurídico en el que se enmarcaba la Compañía cambió con la Ley de Ordenación de las Telecomunicaciones (LOT), que entró en vigor el 1 de enero de 1988 para regular el nuevo marco de actuaciones y competencias de la empresa.

Telefónica interpretó la aprobación de la LOT como una oportunidad de acceder a nuevos negocios en régimen de competencia y aprovechó el período de tramitación parlamentaria de la ley para poner a punto una estrategia de cara al entorno competitivo que se perfilaba.

Un año antes las acciones de Telefónica habían comenzado a cotizar en la Bolsa de Nueva York. Por otra parte, la automatización integral del servicio telefónico culminó en diciembre de 1988, cuando Polopos (Granada) cerró su centro manual para inaugurar una central automática.

En este contexto Telefónica adopta nueva imagen y nueva denominación: Telefónica de España, SA. Es esta compañía la que firma en 1991 un nuevo contrato con el Estado para adecuar el marco de competencias de la empresa a las premisas que establecía la LOT. El contrato, con una vigencia de 30 años, vino a sustituir al anterior, vigente desde 1946. En este período que precede a los acontecimientos del 92, se refuerza la presencia de Telefónica en Latinoamérica.

En 1992 empezaron a funcionar en Galicia, Asturias, Granada, Almería y León los primeros aparatos de un nuevo sistema de telefonía, la Telefonía Rural por Acceso Celular (TRAC), que vino a solucionar el problema de la extensión del servicio telefónico al medio rural.

El boom de la telefonía móvil tardaría algo más en llegar a España, a pesar de que las comunicaciones móviles ya estaban en floreciente expansión en todo el mundo. El año 1994 fue decisivo para su futuro desarrollo, tanto por el proceso de liberalización emprendido como por el cambio de actitud del mercado, que comenzó a considerarlo como un servicio cotidiano. A finales del ejercicio el servicio analógico MoviLine rondaba el medio millón de clientes y disponía de una cobertura equivalente al 98% del territorio y al 98% de la población. También se comenzaba a implantar la infraestructura de MoviStar, el servicio de telefonía móvil digital de Telefónica. En diciembre de ese año se produjo la apertura del mercado, con la concesión de una segunda licencia GSM a la empresa Airtel. El ansiado despegue de la telefonía móvil llegaría a España en 1995. Durante ese año se concluyó el traspaso de activos y recursos humanos de Telefónica de España a la filial Telefónica Móviles.
En lo relativo a la expansión internacional de la Compañía, el final de la década de los 80 y los años 90 constituyen un período en el que Telefónica apuesta por una decidida vocación internacional, extendiendo sus negocios y servicios a otros continentes, especialmente a Latinoamérica. Durante 1990, Telefónica adquirió algunas participaciones en empresas operadoras de redes de telecomunicaciones de otros países (CTC y Entel en Chile y Telefónica de Argentina). Un año después el consorcio del que forma parte Telefónica Internacional resulta adjudicatario de la privatización de la operadora venezolana CANTV. Ese mismo año la empresa toma el control de Telefónica Larga Distancia, de Puerto Rico. Otros éxitos importantes son la adjudicación de una licencia de telefonía móvil en Rumanía y de una de radiobúsqueda en Portugal.

Por otra parte, el inicio en 1993 de la comercialización del primer satélite español Hispasat y el lanzamiento de un segundo satélite generaron en el ámbito empresarial una importante expectativa en el uso de las telecomunicaciones por satélite. En ese año Telefónica ya estaba presente en seis países americanos. Se daban pues las condiciones para un salto cualitativo en la actividad de la Compañía. Y, ante la proximidad de la llegada de la competencia en telefonía básica, ese salto era la participación en redes transeuropeas y la incorporación al catálogo de nuevos servicios multimedia. La filial Telefónica I+D participaba activamente en los trabajos encaminados a la implantación de una red piloto de banda ancha basada en la técnica de conmutación ATM (modo de transferencia asíncrono) junto con otros operadores europeos.

En 1994 se aprobó una reorganización que supuso la transmisión de negocios a algunas de las filiales constituidas al efecto, lo que implicó la transferencia de activos, personal y sistemas de gestión. El fundamento de esta descentralización era doble: hacer frente a los retos derivados de la liberación, que debería culminar el 1 de enero de 1998, y dar respuestas eficientes a unos mercados cada vez más exigentes.
En la relación de hechos destacados en este período, uno de los más relevantes se produjo en 1995 cuando el Gobierno decicidió desprenderse de un 12% del capital de la Compañía, hasta entonces en manos de Patrimonio del Estado. Para ello, en primer lugar promovió la creación de un núcleo estable de accionistas, formado por los bancos Bilbao-Vizcaya, Argentaria y La Caixa, antes de sacar al mercado bursátil 100 millones de acciones. A partir de esta operación, el Estado conservaría, durante otros dos años más, un 20% restante del capital de la Compañía.
En 1995 también comenzó el auge de Internet en España. A finales de ese año, Telefónica presentó su servicio InfoVía, con el que pretendía responder con transparencia y neutralidad a la demanda creciente de información electrónica. Hasta entonces, el principal medio de conexión a Internet era de carácter académico, la Red Iris, dependiente del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas).

UNA TELEFÓNICA COMPETITIVA EN UN MERCADO LIBERALIZADO (1996-1999)

El año 1996 supuso la consolidación del liderazgo del Grupo Telefónica en el mercado global de las telecomunicaciones. La política de expansión desarrollada en los años precedentes permitió alcanzar un volumen de negocio de dimensiones multinacionales. Como consecuencia, la acción de Telefónica se revalorizó un 70% en dieciséis meses y la capitalización bursátil pasó de 1,5 billones de pesetas a finales de 1995 a 2,8 billones al cierre del ejercicio 1996.

Con casi tres millones de usuarios a finales de 1996 -ocho de cada cien españoles- la telefonía móvil dio un salto espectacular desde la entrada en servicio de MoviStar. La filial Telefónica Móviles, consolidada como primer operador español en el nuevo marco de competencia, consiguió para su servicio digital el primer millón de clientes en sólo 16 meses. El éxito de los nuevos negocios y mercados no implicaba olvidar el fundamento de existencia de Telefónica: el segmento de Gran Público asumió la misión de rentabilizar los servicios, incrementar los márgenes y desarrollar nuevas líneas de actuación poniendo al cliente como centro. Al mismo tiempo, el área de empresas, actividad de intensa batalla comercial con competidores recién llegados al mercado, continuaba su adecuación al entorno.
En consonancia con las políticas liberalizadoras adoptadas por la Unión Europea, y mientras otras operadoras del continente ponían en marcha sus respectivos procesos de privatización, a principios de 1997 el Gobierno tomó la decisión de vender el paquete de acciones que el Estado poseía aún en Telefónica y que equivalía al 20,9% del capital.

Con la perspectiva de la liberalización del servicio de telefonía básica, emplazada para el 1 de diciembre de 1998, el Gobierno español decidió que el segundo operador se constituyera en torno a la empresa pública Retevisión. Finalmente, adjudicó el 70% de la nueva sociedad mediante concurso a un consorcio encabezado por Endesa y Telecom Italia y mantuvo el 30% restante, por lo que se originó la anómala circunstancia de que el segundo operador resultaba ser "más público" que Telefónica, para entonces completamente privatizada.
Otro pilar del nuevo marco normativo fue la decisión gubernamental de crear la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT), con funciones reguladoras, que inició sus actividades en febrero de 1997. Entre sus funciones está en primer lugar la salvaguardia y el fomento de la competencia en el sector de las telecomunicaciones.

Por otra parte, con el fin de aprovechar al máximo las mejores posibilidades para el transporte de información y situarse en condiciones competitivas en los servicios de acceso, Telefónica estableció en 1997 un nuevo modelo de evolución de la red, incorporando módulos ATM e IP, cuyas ventajas residen en su carácter multiservicio. En este período se hacen también las primeras pruebas con la nueva tecnología ADSL (Asymetric Digital Subscriber Line, es decir, Línea de Abonado Digital Asimétrica), que permite transmitir señales de alta velocidad aprovechando los pares de cobre del bucle del cliente.

El despegue del mercado español de acceso a Internet se volvió impetuoso en 1997. Tomando buena nota de esta realidad, Telefónica inició los trabajos de implantación de la nueva red IP. En la perspectiva del nuevo marco regulador de los servicios de acceso a la información, Telefónica preparó el lanzamiento de InfoVía Plus y potenció el proveedor de servicio TeleLine.
En este período Telefónica también inició su actividad en los negocios audiovisuales con el objetivo de distribuir contenidos en el mercado de habla hispana. Las inversiones en medios audiovisuales se convirtieron en una opción de futuro al agrupar servicios de telecomunicaciones, información y entretenimiento. Con estos propósitos se creó la empresa Distribuidora de Televisión Digital, bajo la marca Vía Digital, y se adquirió una parte del capital de Antena 3 TV.
El año 1998 fue clave para la economía española y también para Telefónica. En el mes de enero, Retevisión, segundo operador de telefonía fija en España, inició sus operaciones en servicios interprovinciales e internacionales en competencia con Telefónica. Por otra parte, empieza a ponerse en práctica una reordenación societaria por la que se desarrolla una estructura que permitirá dotar a cada área de negocio de su propia identidad jurídica, con perfiles claros sobre su patrimonio y resultados. Telefónica, SA, como sociedad matriz, pasa a personificar el núcleo corporativo del que dependen las principales filiales que, a su vez, actúan como cabeceras de las distintas líneas de actividad.

La gran noticia de 1998 fue la privatización del sistema telefónico brasileño, Telebras. Un consorcio encabezado por Telefónica ganó el concurso por la empresa Telesp, que opera en el estado de São Paulo. En la misma fecha, otros grupos en los que también estaba presente Telefónica recibieron la adjudicación de dos de las operadoras móviles de Brasil, que cubren los estados de Río de Janeiro, Espíritu Santo, Bahía y Sergipe. Fue la operación más grande de las emprendidas hasta entonces por la Compañía y supuso la entrada de Telefónica en el mercado brasileño.
A finales de 1998 se presentó la nueva imagen corporativa. Este cambio de identidad tenía como fin dotarse de una única marca en todos los mercados en los que se opera. Por otra parte, el 1 de diciembre llegó la liberalización efectiva de la telefonía básica que hizo posible que nuevos operadores puedieran instalarse en España y solicitar sus licencias para prestar este servicio. Desde ese momento, todos los servicios de telecomunicaciones sin excepción, se prestan en régimen de competencia en España. A partir de enero de 1999, la empresa matriz , traspasa la rama de actividades del negocio español de telecomunicaciones a otra empresa que adoptará el nombre de Telefónica de España. Ese año, también salieron a Bolsa Terra Networks y TPI.

UNA EMPRESA MULTIDOMÉSTICA EN TIEMPOS DE GLOBALIZACIÓN

A lo largo de 2000, Telefónica ha seguido reforzando su posición como uno de los principales actores en el mercado mundial de las telecomunicaciones. A pesar de ser un año de fuertes tensiones bursátiles, mejoró puestos en el ranking de los operadores por capitalización bursátil.
Continuó también el proceso de reorganización interna del Grupo avanzando en la articulación de los activos en líneas de negocio de ámbito global. En este sentido, en enero de 2000 Telefónica, SA aprobaba la creación de dos nuevos negocios globales: Telefónica Móviles, que agrupa todas las operaciones de móviles, y Telefónica DataCorp, para el negocio de datos y servicios para empresas, que se sumaban a otras tres creadas en el año anterior: Terra, Telefónica Publicidad e Información (TPI) y Telefónica Media. Más tarde se añadirían otras como Atento, Business to Business o Emergia, a la vez que iría tomando cuerpo Telefónica Latinoamérica como la línea de negocio responsable de los activos de telefonía fija en América (Telefónica de España para la telefonía fija en España).
Dos de estas líneas de negocio tienen un importante protagonismo en 2000: Telefónica Móviles, por su salida a Bolsa y la comercialización de los primeros servicios de Internet Móvil, y Terra por la compra de la compañía norteamericana Lycos que dio lugar a la nueva Terra Lycos.

Además de su salida a Bolsa, Telefónica Móviles amplió su área de influencia en Europa con la obtención de cinco licencias de tercera generación UMTS en España, Alemania, Italia, Suiza y Austria; también llegó a un acuerdo con Motorola para la compra en México de cuatro operadoras, se unió a Terra para crear Terra Mobile, comenzó a dar servicio en Marruecos y lanzó el portal de acceso a Internet e-moción en España y en Latinoamérica.

En Latinoamérica, Telefónica, SA llevó a cabo una oferta pública de acciones en Telefónica de Argentina, Telesp y Tele Sudeste (Brasil), y Telefónica del Perú. La operación, conocida por el nombre de Operación Verónica, abrió la puerta al proceso de articulación del grupo por líneas de negocio de ámbito global, al permitir el comienzo de la reordenación de los activos por negocios en lugar de por países.
Los tradicionales servicios de transmisión de datos fueron evolucionando hacia servicios integrados para empresas gracias a la estrategia desarrollada por Telefónica DataCorp, que consolida su proyección internacional sustentada en una infraestructura de comunicaciones de gran capacidad entre Europa y América.En el negocio de media, y en un entorno de convergencia de contenidos y comunicaciones, destaca la compra de la cadena argentina Telefé y de la productora holandesa Endemol. Telefónica de España, por su parte, presentó las líneas estratégicas para la telefonía fija basadas fundamentalmente en las tecnologías de banda ancha.
Ya en el año 2001, Telefónica y Portugal Telecom anunciaron la creación de una empresa conjunta que agrupará todos sus activos de telefonía móvil de ambas conmpañías en Brasil. Además, Telefónica llegó a otro acuerdo con Iberdrola para adquirir todas las participaciones accionariales que el grupo Iberdrola ostentaba en las operadoras brasileñas de telecomunicaciones en las que ambos grupos son accionistas.

VISIÓN DEL GRUPO

El Grupo Telefónica aspira a convertirse en el mejor y mayor Grupo integrado de telecomunicaciones del mundo. El mejor, en orientación al cliente, innovación, excelencia operativa y liderazgo, y compromiso de sus empleados. Y el mayor, tanto en crecimiento y rentabilidad para sus accionistas como en valor de mercado entre las operadoras integradas.
Para ello, el Grupo Telefónica pone al cliente como objetivo prioritario de todos sus negocios. Migrando de una compañía centrada en el desarrollo de productos y servicios a un Grupo integrado totalmente, orientado a satisfacer las expectativas de sus clientes, mediante la oferta de soluciones flexibles, relevantes y adaptadas a sus necesidades, independientemente de la tecnología de soporte.
Telefónica, por lo tanto, ha apostado por una estrategia de Grupo situando al cliente como eje fundamental de la organización y el negocio y anticipándose a las tendencias de convergencia en el mercado de las telecomunicaciones.

VALORES CORPORATIVOS Y ATRIBUTOS DE MARCA

Los valores corporativos son los cimientos del Grupo. Constituyen el punto de partida y establecen la dirección sobre la cual se va dotando de contenido específico lo compromisos que Telefónica adquiere con sus Grupos de interés para ganarse su confianza. Así para los accionistas la confianza se traduce en rentabilidad y transparencia; para los clientes, en calidad y cumplimiento , para los empleados, en claridad en la relación y desarrollo profesional; y para la sociedad, en proximidad y contribución.
Nuestra personalidad de marca se define como: vital, entusiasta, humana, no excluyente, expresiva, sociable y abierta. Juntos forman los atributos clave de la marca Telefónica: compromiso, cercanía, innovación y liderazgo.

COMPROMISO

Creemos que nuestra capacidad para asumir y cumplir nuestros compromisos trasciende más allá del desarrollo de las telecomunicaciones. Todos y cada uno de nosotros compartimos la motivación de involucrarnos con las sociedades en las que interactuamos para impulsar su economía y propiciar su bienestar.

CERCANÍA

Creemos que la clave del éxito reside en la voluntad de querer entender a toda persona o colectivo con quienes nos relacionamos. Mediante nuestro esfuerzo continuo, nos comprometernos a lograr un verdadero conocimiento de sus necesidades. Por eso, para nosotros, la cercanía supone más que un simple objetivo: ha de convertirse en nuestra mayor pasión.

INNOVACIÓN

Creemos que el fin de la tecnología consiste en facilitar y mejorar la vida de las personas. Nuestro compromiso hacia una tecnología cada vez más avanzada aspira a proporcionar ventajas cada vez más relevantes para nuestra sociedad.

LIDERAZGO

Creemos que ser líder no es solo un ranking, sino que lleva consigo una responsabilidad. En los países en los que estamos presentes, nos comprometemos a formar parte de la sociedad, creando riqueza y empleo, y mejorando la calidad de vida de las personas. Como líderes que somos, tenemos el deber de ser un motor de bienestar en las comunidades a las que servimos.
Los atributos de nuestra marca son: Liderázgo, Innovación, Cercanía, y Compromiso.

MASTERBRAND EL ROL

El Rol de la masterbrand Telefónica consiste en aportar estatura y fortaleza, y actuar como denominador común para toda la organización integrando personas, negocios y geografías, y, además servir como el único interlocutor desde el punto de vista institucional.

PERÍMETRO DE ACTUACIÓN

Toda la organización es responsable del fortalecimiento de la marca Telefónica. Ninguna actividad puede ir en contra de la masterbrand, independientemente de su enfoque o beneficio a corto plazo.

BENEFICIOS

Aporta solidez, garantía y respaldo
Reduce los costes de lanzamiento de nuevos productos y servicios
Genera recuerdo inmediato
Fomenta la integración bajo un mismo paraguas
Aporta directrices estratégicas comunes sobre las que actuar
Aporta una dimensión relevante a nivel mundial con 80 años de historia y experiencia y alta capacidad de innovación.

LOGOMARCA CORPORATIVA

Representa, mediante el trazo fluído y seguro de la caligrafía, nuestra dedicación a las comunicaciones humanas y la capacidad de entendimiento.
La línea láser que la subraya recalca la constancia y el compromiso.

ÁREA DE AISLAMIENTO

Es el espacio de seguridad mínimo que debe existir alrededor de la logomarca para que ésta pueda mantener su integridad como expresión visual de la marca Telefónica.
Es imprescindible respetar el área de aislamiento y, siempre que sea posible, es preferible aumentar al máximo este espacio, separando la logomarca del resto de los elementos de la página (textos e imágenes).

TAMAÑO MÍNIMO

La logomarca no debe ser reproducida con una dimensión inferior a 20 mm.


Historia extraída de:
www.telefonica.es

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